"El impacto del Ebola en Sierra Leona es enorme y está provocando un caos de consecuencias ilimitadas en el país"
"El impacto del Ebola en Sierra Leona es enorme y está provocando un caos de consecuencias ilimitadas en el país"
7 noviembre 2014
- Fernando Aguiló, hermano de la Orden de San Juan de Dios que colabora con el hospital de Mabesseneh, habla de la situación que se vive en el país
- Probitas enviará un contenedor con todo tipo de material médico y de protección contra el virus
"El impacto del Ebola en Sierra Leona es enorme y está provocando un caos de consecuencias ilimitadas en el país". Con estas palabras el hermano médico de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, Fernando Aguiló, describe la realidad que vive Sierra Leona desde que se detectó el primer brote de Ebola el pasado mes de junio. Él conoce de primera mano la situación de éste territorio.
Hacía quince años que el hermano Aguiló trabajaba en el Hospital de Mabesseneh cuando estalló la guerra y fue capturado por los rebeldes en 1998 y utilizado sin éxito como moneda de cambio. Abandonó el país en 1998 y desde 2002 colabora con los gestores y los médicos locales para mejorar este centro sanitario donde la Fundación Probitas implanta un programa que busca mejorar las capacidades del laboratorio, algunos servicios de salud y suministrar energía fotovoltaica sostenible en el hospital Saint John of God de Mabesseneh. (GLI-Lunsar).
Sierra Leona es un territorio que acaba de salir de una guerra civil que devastó toda la nación. Un territorio que se encuentra, todavía, con infraestructuras sanitarias deficientes, pocos profesionales sanitarios cualificados y pocos recursos para afrontar, incluso, las enfermedades endémicas de la zona. Todo esto ha proporcionado un caldo de cultivo idóneo para la expansión de cualquier epidemia y más en un virus como el Ebola, que no tiene tratamiento ni vacuna.
El hermano Aguiló explica que la población relacionó la primera etapa del brote con creencias culturales y tradicionales que cundieron el pánico entre la población y estigmatizaron familias enteras que intentaban eludir la presión social escondiendo enfermos e, incluso, cadáveres. Todo ello favoreció la propagación del contagio.
Al principio del brote, dice, hubo lentitud a la hora de reaccionar, tanto por parte de los países afectados como por parte de las instituciones internacionales. Consideraron que era un virus aislado como el que pasó en la República Democrática del Congo (RDC) en 1976. "El Ebola ha logrado penetrar las grandes poblaciones que no estaban preparadas para combatir el brote".
Ahora hay que empezar de nuevo. Según Aguiló, es necesario que la población tome conciencia de la enfermedad aclarando dudas y miedos y que adopte seriamente las medidas higiénicas para protegerse. Unas medidas que, en un clima de pánico, encuentran resistencias entre la población por culpa de unos hábitos difíciles de cambiar. También hay que ofrecer unas estructuras sanitarias mínimamente adecuadas que garanticen una buena asistencia y protección a la población y al personal sanitario que la atiende.
La situación del hospital de Mabesseneh no es diferente al resto de zonas del país. "Se vive con verdadero pánico y la gente intenta, incluso hoy, ocultar casos por miedo a la estigmatización, lo que hace difícil saber el número exacto de afectados y muertos por el Ebola".
El hermano Aguiló estima que a Mabesseneh, casi el 10% de los infectados y el 10% de las muertes provienen de los profesionales sanitarios, el colectivo con más riesgo de contagio. "El personal de allí necesita más apoyo del exterior para poder equipar las instalaciones con material protector, asegurar una correcta desinfección y obtener más medicación", dice Aguiló.
Por ello, la Fundación Probitas, que tiene una estrecha vinculación con el hospital Saint John of God de Sierra Leone, colaborará en éste llamamiento internacional de ayuda enviando un contenedor con todo tipo de material médico, de protección y medicamentos necesarios que allí ahora no se suministran porque se han agotado todas las existencias.
Actuaciones en Mabesseneh
En estos momentos, el hospital de Mabesseneh está formando a los profesionales sanitarios en el reconocimiento de las primeras etapas de la enfermedad y en la adopción de las medidas de protección adecuadas ante un caso sospechoso. También se está trabajando con el Ministerio de Sanidad y autoridades sanitarias regionales y locales para volver a abrir, por tercera vez, las instalaciones del centro con unas condiciones mínimas.
La dirección ha decidido reducir el hospital a 35 camas y sólo tener activo el personal necesario para minimizar riesgos. En principio, el centro atenderá los casos que no correspondan al Ebola y remitirá los casos sospechosos a un hospital de campaña situado en las afueras de Lunsar.
La infección por el virus de Ebola se conocía desde 1976 en algunas regiones de la RDC pero era una enfermedad desconocida en África Occidental.
En un mundo globalizado donde no hay fronteras y la comunicación es rápida, pensar que los hechos que ocurren en una parte del planeta no nos incumben, es falso. "Desgraciadamente, se han tenido que infectar occidentales porque Occidente valore y se ponga en marcha contra el Ebola. Considere la alarma y pánico que ha creado el Ebola en Europa en unos casos aislados y en cambio no inquietaba cuando naciones enteras (Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia) estaban viendo con terror e impotencia miles de infectados y cientos de muertos".
Aguiló añade: "Unas personas de Sierra Leona me comentaban que la situación actual es peor que la que se vivía en la guerra civil". Y es que entonces, se sabía quién era el enemigo. Ahora, se desconoce. "Puede ser tu vecino, tu amigo, tu propia familia o alguien que está a tu lado en un autobús, en un mercado, en el dispensario...", remarca Aguiló.
¿Alguna de estas personas puede estar infectada? . Es el gran interrogante que la gente de estas naciones africanas vive cada día. "Esto crea mucha tensión", concluye.
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