null El Chaco, una chincheta roja en el mapa del Chagas

El Chaco, una chincheta roja en el mapa del Chagas

El Chaco, una chincheta roja en el mapa del Chagas

11 julio 2024

La enfermedad de Chagas figura en la lista de la OMS como una enfermedad tropical desatendida y se estima que entre 6 y 7 millones de personas en todo el mundo están infectadas por T. cruzi, lo que provoca aproximadamente 12.000 muertes cada año.  

Sin embargo, cuando uno viaja por aquellos lugares en los que el Chagas campa a sus anchas, aprecia inmediatamente que lo que está desatendido y olvidado no es la enfermedad sino las personas y comunidades que allí viven. 

El Chaco es uno de esos lugares, lo que viene a ser una chincheta roja en el mapa del Chagas. Por eso trabajamos en esta región, tanto en Paraguay como en Bolivia, en colaboración con ISGlobal y con Nor Sud, respectivamente. Desde Probitas llevamos años tratando de disminuir la prevalencia de la enfermedad, que en ciertos lugares adquiere tintes catastróficos. En algunas comunidades del chaco boliviano los estudios muestran que más de la mitad de la población mayor de 15 años está infectada por el parásito del Chagas. 

“Si no tienes Chagas no eres chaqueño” 

“Es el dicho que tenemos aquí” nos decía el responsable del control de vectores de una de las comunidades en nuestro viaje al Chaco Boliviano el pasado mes de junio.  

La falta de conocimiento de la población acerca de la gravedad de la enfermedad, del modo de contagio y de la posibilidad de recibir tratamiento y curarse son barreras frente a la búsqueda de atención sanitaria. El aislamiento geográfico y la dispersión de la población no favorecen el acceso a los centros de salud distribuidos por el territorio, dificultando aún más el acceso universal a la salud. 

Incluso en aquellos lugares en los que las comunidades muestran conocimiento acerca de la enfermedad, finalmente existe una especie de aceptación de la “fatalidad”, de un destino grabado en piedra de forma inmutable y que conduce inexorablemente a que la población deba sufrir la lacra del Chagas generación tras generación: “Si no tienes Chagas no eres chaqueño”.  

La frase se convierte en nuestro mantra, nos empuja a trabajar y hacer cambios hasta que esas palabras se pierdan en la memoria de los mayores. Para ello hemos comenzado con los pequeños, desde abajo, en las escuelas. En Pozuelos, Yaconal y Pampa Heredia asistimos a representaciones cantadas y teatros en los que los niños y niñas de las diferentes comunidades nos muestran lo que habían aprendido sobre el Chagas. El proyecto forma a los profesores y son ellos quienes sensibilizan y enseñan a toda la escuela. 

Ahora saben de la importancia de la limpieza, de mantener los gallineros alejados, de la necesidad de dar la voz de alarma cuando encuentran una vinchuca en casa o en los alrededores. Saben que la enfermedad de Chagas se cura, y ahora son ellos y ellas quienes transmiten a sus familias el conocimiento y llevan la esperanza de acabar con la enfermedad en sus casas.   

La vinchuca, el insecto vector que contagia el parásito que transmite el Chagas vive en el calor del hogar de las familias a las que enferma. Esa es la cruel ironía de esta enfermedad: acoger en la propia casa al culpable de tantas muertes y sufrimiento conviviendo con el enemigo bajo un mismo techo. Un techo normalmente destartalado, con huecos y cavidades que dan cobijo a la vinchuca. Y si no, en las paredes, esas paredes de adobe en las que el tiempo y la sequedad del ambiente van abriendo cicatrices, pequeñas grietas que sirven al insecto para vivir cómodamente. 

“Cuando era joven recuerdo de amigos que morían de golpe… ¡muchos! Pero antes no sabíamos y ahora sí. Es la vinchuca, el Chagas. Por eso me hice voluntario, para que todos sepan”. El hombre, que ya tiene cierta edad, se emociona cuando habla y nos recibe con un breve discurso en Pozuelos. Bajo el sombrero de cuero típico del Chaco, su piel morena y arrugada delata que trabaja bajo el sol. Él, como otros muchos en todas las comunidades, es voluntario en el puesto de información vectorial de su comunidad. Son responsables de la educación para la salud acerca del Chagas entre sus vecinos y también quienes se encargan, entre otras tareas, de vigilar la aparición de vinchucas en los gallineros y las casas. 

Viviendas saneadas y en condiciones  

Y es que, cualquier manual básico de prevención de Chagas explica la importancia de gozar de una vivienda saneada y en condiciones que impida la infestación por parte de las vinchucas. Sin embargo, la vulnerabilidad y falta de recursos económicos hace inviable para muchas familias la mejora o el cambio de su vivienda. El stado apenas dispone de fondos para esta actividad y cuando lo hace, construye las casas completamente nuevas en lugar de remodelar las que ya existen. Esta actuación estaría bien si hubiera muchos recursos, pero al haber poco presupuesto, las nuevas viviendas llegan a muy pocas familias. 

Por este motivo, en Probitas apoyamos la solución de nuestro socio local, Nor Sud: mejorar la calidad de vida de las familias con el esfuerzo de las propias familias. En definitiva, involucrar a las comunidades en su propio desarrollo, mejorando sus viviendas y con ello su salud. Hemos realizado formaciones básicas de rehabilitación de paredes, suelos y techos en las viviendas y hemos repartido los materiales necesarios para llevar a cabo esos arreglos. 

Javier Zulueta, Program Manager internacional explica cómo “en las comunidades la gente ha tomado conciencia del Chagas, se ha creado un vínculo solidario a través de las rehabilitaciones. Los vecinos de mayor edad, las madres solteras y aquellas personas con discapacidades funcionales han recibido el apoyo de otros vecinos y vecinas, lo que ha reforzado los lazos entre familias”.  

En la comunidad de Pozuelos las casas recién rehabilitadas brillan bajo el sol a mediodía. La cal las destaca del verde de la vegetación y duelen los ojos al mirarlas de lo blancas que están. Hablamos con una madre soltera que tiene tres hijos y nos explica cómo las vinchucas anidaban en su antigua vivienda de adobe. Ahora nos muestra orgullosa su nueva casa mientras uno de sus hijos atiende el ganado frente al hogar.  

En paralelo a la rehabilitación de viviendas, hemos realizado sesiones y talleres de sensibilización e información acerca de la enfermedad en todas las comunidades.  

Ahora estas comunidades, antes vulnerables y desatendidas, están informadas y fortalecidas para luchar contra el Chagas.