Cada 19 de noviembre se celebra el Día Mundial del Saneamiento, el retrete o el inodoro, como también se le denomina en diferentes países. Este día busca para crear conciencia sobre los 4.200 millones de personas que carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura. Se trata de adoptar medidas que permitan dar respuesta a la crisis de saneamiento mundial y lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6, cuya finalidad es garantizar la disponibilidad de agua y saneamiento para todos de aquí a 2030.

Este año el tema destaca la importancia del "Saneamiento sostenible y el cambio climático".

El cambio climático está empeorando. Las inundaciones, la sequía y el aumento del nivel del mar amenazan los sistemas de saneamiento, desde los inodoros hasta las fosas sépticas y las plantas de tratamiento. Las inundaciones pueden contaminar los pozos utilizados para el agua potable o pueden dañar los inodoros y esparcir los desechos humanos a las comunidades y cultivos alimentarios, causando enfermedades crónicas y mortales.

Todas las personas deben tener un saneamiento sostenible, junto con agua potable e instalaciones para lavarse las manos, para ayudar a proteger y mantener la seguridad de nuestra salud y detener la propagación de enfermedades infecciosas mortales como COVID-19, cólera y tifoidea.

Desde hace algunos años, la Fundación Probitas se ha alineado con las directrices de la OMS colaborando con proyectos que combaten las enfermedades tropicales desatendidas (ETD). Muchas de estas enfermedades poseen estrechos vínculos de causalidad con el acceso al agua de calidad, los sistemas de saneamiento en general y con la posibilidad de   uso de retretes en particular. El uso de letrinas en buen estado es un factor determinante en la disminución de enfermedades diarreicas causadas por helmintos o la disminución de casos de ceguera causada por el tracoma. Pero   además, múltiples ETD como la esquistosomiasis, la cisticercosis, la filariasis linfática o  la tripanosomiasis africana tienen relación directa o indirecta con el uso y el mantenimiento adecuado de los sistemas de saneamiento básico, así como con la expansión de los vectores que transmiten estas enfermedades. Sin duda alguna, la batalla de la prevención de las ETD pasa en buena parte por la mejora del acceso al agua y saneamiento de calidad en las comunidades, así como el incremento en el uso y la proliferación de retretes o letrinas.

Poniendo el foco en esta estrategia preventiva, desde la Fundación Probitas se han apoyado en los últimos años proyectos de construcción o rehabilitación de letrinas y mejora del saneamiento en diferentes lugares del planeta.

Así, hemos colaborado con ACNUR en los campos de refugiados sudaneses en el este de Chad, o con OXFAM en favor de los refugiados sirios en El Líbano.  De igual manera, hemos favorecido el acceso a saneamiento de calidad para los niños y niñas de las escuelas del Valle de Hushé en Pakistán a través del trabajo de Baltistán Fundazioa, en San José de Bocay, Nicaragua, de la mano de ONGAWA y en el distrito de Bankass en Mali, con Ulls del Món. Hemos apoyado el trabajo de Save the Children en Sri Lanka en un proyecto que implicaba la construcción de letrinas como parte de una mejora general de acceso a agua y saneamiento en comunidades campesinas y finalmente, colaboramos con Pozos sin Fronteras en la construcción de letrinas en zonas rurales de Burkina Faso.
 

En la Fundación Probitas siempre hemos creído en el valor del saneamiento para la buena salud de las comunidades y por este motivo, en el marco de las ETD en el que trabajamos, continuaremos fortaleciendo la salud de las poblaciones a través de actuaciones preventivas de mejora de acceso al agua y al saneamiento de calidad.