A través del proyecto se quiere dar una oportunidad a los niños y niñas, así como también a sus familias, caracterizadas por vivir en condiciones difíciles y que sus bajos ingresos no les proporcionan adecuadamente las necesidades diarias para sus hijos. El proyecto, por tanto, quiere ofrecer un tratamiento complementario de alimentación a los niños,  jóvenes y talibes.

La ciudad Richard-Toll se encuentra en la región de Saint-Louis, en la frontera con Mauritània. Su población ha ido incrementándose pasando de los 34.00 habitantes el 1985 a tener cerca de 127.000 personas a día de hoy. Debido a su ubicación estratégica, Richard-Toll es una ciudad de paso que atrae a familias que buscan trabajo.

Su situación político-sanitaria se caracteriza por tener una población que mayoritariamente vive en condiciones precarias donde dos de cada tres personas viven en situación de pobreza en las zonas rurales. En general, los ingresos no les permiten satisfacer todas sus necesidades diarias de salud y nutrición. Muchos jóvenes de entre cinco a 18 años viven en condiciones de pobreza extrema y no tienen acceso a la educación y la salud.

Este es uno de los motivos por los cuáles los niños y jóvenes sufren enfermedades como la diarrea, esquistosomiasis urinaria, y enfermedades de la piel, entre otras. Sumado a esto, hay que añadir que los servicios de salud son excesivamente caros e inaccesibles para todos y hay una escasez de personal sanitario cualificado.

El proyecto tiene como objetivo principal mejorar el acceso a los infantes, jóvenes y talibes a la sanidad, en particular en el campo de la prevención de las patologías relacionadas con la falta de agua e higiene, así como también las relacionadas con la nutrición.

Con su puesta en marcha se quiere corregir la malnutrición infantil a través de proporcionar comidas abundantes, tratar las patologías, asegurar el bienestar de los niños y realizar formaciones para concienciar sobre la salud reproductiva.

Las actividades principales del proyecto se centran en proporcionar nutrición a los residentes del Centro de Solidaridad para la Educación y el Deporte, así como distribuir los fármacos necesarios. Además, se realizará un seguimiento mensual de los residentes y se llevaran a cabo talleres con los padres y las madres de los jóvenes para crear consciencia en cuestiones de salud e higiene para el correcto desarrollo de los niños.

Los beneficiarios directos son 289 personas (niños, adolescentes y madres), de los cuales 141 son niños.
Y los beneficiarios indirectos son los padres de los internos en el centro y la población en general.